Marrakech tiene cerca de 909.000 (Marrakchi) habitantes, según el censo de 2012, repartidas en una superficie de 230 km2. La densidad de población es de 350 habitantes por hectárea en Medina. Es la cuarta ciudad más grande de Marruecos después de Casablanca, Fez y Meknes. La ciudad se divide en dos partes bien diferenciadas: la Medina o histórica (diez kilometros de altavoces) y la nueva ciudad cuyas áreas principales se llaman Gueliz e invernada, Askar Douar Sidi Youssef Ben Ali, Hamid, Daoudiat. Gueliz es ahora el centro comercial. Fue fundada por los franceses durante el Protectorado. El Hivernage contiene muchos complejos hoteleros. En los últimos años, la ciudad se expandió en la periferia, especialmente en el oeste con la aparición de nuevos barrios residenciales y para la región de Targa o la extensión de la avenida Mohamed VI, o al norte Tamansourt.
Principales lugares de interés y recorridos
El mayor disfrute en Marrakech no está en visitas a lugares puntuales, sino en el paseo por sus calles, las costumbres de su gente, los olores y colores. Déjate llevar por el recorrido, haz una pausa, toma un te de menta y deléitate en la vivencia de una ciudad fascinante con un ritmo diferente.
La ciudad tiene dos partes fácilmente reconocibles, una antigua y una moderna, una tradicional y otra internacional. Son la Medina, el centro, y la ville nouvelle, construida fuera de las murallas por los franceses en su período de dominio. En las dos las construcciones son del color de la tierra local, lo que le ha valido a Marrakech el apodo de “Ciudad Roja”.
En La Medina, la antigua parte amurallada que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se pueden observar numerosos palacios, mezquitas y la célebre plaza Jemaa el Fna. Las murallas son un espectáculo en sí mismo, ya que va adquiriendo diferentes tonalidades de rojo a conforme pasan las horas del día.
La plaza Jemaa el Fna es el punto neurálgico de la ciudad. Es uno de los espacios abiertos más grandes y de ella nace un sin fin de callejuelas serpenteantes. En este centro vital de la ciudad se disfruta desde la mañana del espectáculo de numerosos vendedores ambulantes, malabaristas, encantadores de serpientes, titiriteros, domadores de monos, dentistas o vendedores de pociones mágicas entre puestos de zumos frescos y naturales y de artesanías. Al anochecer la plaza entra en ebullición y cobra una nueva fuerza a medida que se van instalando cantidades de puestos de comida local con sus luces y mesas, a los que se suman artistas y grupos de música tradicional que transforman este espacio en el centro de la vida social. De las dos calles principales que salen de la plaza, Bab Agnou concentra la oferta turística, con hoteles y tiendas, mientras que Beni Marine tiene muchos restaurantes locales.
Hacia el norte de la plaza y hasta la madrasa de Ben Youssef se extiende la zona de los principales Zocos (mercados) de Marrakech, con los bazares poblando la Rue Semarine y otras mil pequeñas callejuelas. Es fascinante pasear por los coloridos suks especializados en los productos más diversos y recorrer los barrios concentrados por oficios, como herreros, curtidores, tintoreros, carpinteros, etc. En todos los puestos debes regatear, ya que es una tradición cultural.
En esta zona deberías pagar una tercera parte del precio inicialmente te pidan. Por las mañanas es cuando más puestos encontrarás abiertos, ya que a partir de la tarde van cerrando poco a poco. Las artesanías típicas son los tejidos, los objetos en cuero y en metal. Los productos más buscados son cueros -desde carteras a pufs-, las coloridas especias, los frutos secos -principalmente almendras-, las variadas frutas disecadas muy usadas en la gastronomía local, incienso, aceite de Argán –para aplicaciones cosméticas principalmente-, entre otros. Suele haber muchos puestos donde se ve a los artesanos trabajando en sus obras. Si no quieres comprar nada (sobre todo en el caso de las alfombras) es mejor que se lo hagas saber al vendedor desde el primer momento.
Hacia el este de la zona de los suks hay una zona comercial más local, y algunas mañanas por la Kasbah hay puestos de pescado fresco, frutas y verduras. Si quieres comprar un producto de alta calidad o más valor, como telas o alfombras, es mejor visitar un Emsemble Artisanal. Uno está cerca de la mezquita de las Kasbah, y el otro cerca de la Koutoubia.
Al norte de la plaza se puede ver la mezquita y madrasa (escuela coránica donde se impartían estudios superiores especializados en religión) de Ben Youssef, construida en el siglo XIV y la más importante en todo Marruecos ya que alojaba hasta 900 alumnos. Es un edificio precioso, decorado con mosaicos, paredes revestidas con delicados labrados y techos de madera, y no te llevará demasiado tiempo recorrerlo. Puedes comprar una entrada combinada que cuesta 60 dirhams e incluye entradas al Museo de Marrakech y a la Kouba Almorávide. Los tres están muy cerca.
Frente a la madrasa está la única estructura almorávide que ha quedado en la ciudad, la Kouba Baabaiyn, y el Museo de Marrakech. La Kouba son los restos de una fuente, y el museo, instalado en un palacio del siglo XIX sobre la Plaza Ben Youssef, tiene una colección permanente de arte contemporáneo marroquí y alberga algunos eventos culturales. Pero no es la colección sino el propio edificio, en excelente estado y con un patio cubierto y acondicionado con sillones, el que invita a disfrutar de una pausa.
El edificio más alto de la ciudad es la mezquita Koutoubia, rodeada de rosales, que toma su nombre del suk de los libreros y tiene un minarete del siglo XII en el que posteriormente se basó la Giralda. A toda hora hay bastante vida y movimiento de gente a su alrededor, y por las noches está iluminada. Si bien el acceso está prohibido para los no musulmanes, es muy bonita por fuera.
Hacia el sur está la Kasbah, área amurallada donde se asentaba el antiguo barrio judío, donde se ven casas con balcones y una sinagoga. Se le llama Mellah, lugar de la sal, por el uso que sus habitantes hacían de la sal para curar alimentos. En esta zona se puede visitar el imponente y bellísimo palacio de la Bahía, del siglo XIX, que fue diseñado para impresionar. Los mejores artesanos trabajaron en la construcción de este palacio hecho por encargo del visir, que residía allí con sus 4 esposas y sus 24 concubinas. Cuenta con 150 habitaciones, una superficie de 8 hectáreas, interiores tradicionales maravillosos con techos de madera pintados, y tranquilos jardines con fuentes. A partir de la muerte del visir, el resto de sus habitantes se marchó con todas sus pertenencias y el palacio quedó totalmente vacío. Entrada: 10 dirhams (1 Euro).
En las proximidades del palacio puedes visitar el museo Dar si Said de las Artes Marroquíes, que está centrado en el arte y la artesanía tradicional local con exhibición de objetos cotidianos varios, armas e instrumentos musicales, entre otros. De este edificio destacan su patio y su planta superior. Entrada: 10 dirhams.
Muy cerca también están las ruinas del palacio el Badi, obra del sultán Ahmed al-Mansur. Este palacio, llamado “El Incomparable”, fue construido en el siglo XVI. En su momento tuvo los techos y paredes de sus más de 300 habitaciones revestidos en oro, junto a mármoles, turquesas, patios de flores exóticas y fuentes. Brilló durante un siglo hasta que otro sultán decidió trasladar la capital a Meknes, y fue saqueado por completo. Aún se conserva su minarete, y desde sus murallas puedes contemplar Marrakech, o imaginar el antiguo esplendor de estas ruinas hoy despojadas. Algunos puntos interesantes de esta visita son el minbar (púlpito) de la Koutubia, tallado en madera y con incrustaciones en metal, obra de artesanos cordobeses del siglo XII, o el recorrido por los calabozos. Entrada al palacio: 10 dirhams (1 Euro) . Entrada al palacio y al minbar: 20 dirhams (2 Euro).
Muy cerca también están las ruinas del palacio el Badi, obra del sultán Ahmed al-Mansur. Este palacio, llamado “El Incomparable”, fue construido en el siglo XVI. En su momento tuvo los techos y paredes de sus más de 300 habitaciones revestidos en oro, junto a mármoles, turquesas, patios de flores exóticas y fuentes. Brilló durante un siglo hasta que otro sultán decidió trasladar la capital a Meknes, y fue saqueado por completo. Aún se conserva su minarete, y desde sus murallas puedes contemplar Marrakech, o imaginar el antiguo esplendor de estas ruinas hoy despojadas. Algunos puntos interesantes de esta visita son el minbar (púlpito) de la Koutubia, tallado en madera y con incrustaciones en metal, obra de artesanos cordobeses del siglo XII, o el recorrido por los calabozos. Entrada al palacio: 10 dirhams (1 Euro) . Entrada al palacio y al minbar: 20 dirhams (2 Euro).
Otro palacio que al que puedes ir es Dar el Bacha, donde residió Dar el Glaoui junto a su corte.
Las tumbas saadíes fueron descubiertas por los extranjeros recién en las primeras décadas del siglo XX, por lo que se conservan aún en excelente estado y son hoy en día uno de los puntos más visitados. Están en una zona de intrincadas callejuelas, y para acceder este lugar donde descansan los restos de los sultanes, guerreros y sirvientes deberás adentrarte por un pasillo que lleva a una discreta puerta en un arco. Al atravesarla, aparecrán los jardines y las tumbas sagradas decoradas con mosaicos, entre las que destacan dos pabellones del siglo XVI. Allí descansan los restos del sultán Ahmed al-Mansur junto a su familia en sobrias habitaciones con delicadas columnas. Es una visita corta. Entrada: 10 dirhams (1 Euro).
Las tumbas saadíes fueron descubiertas por los extranjeros recién en las primeras décadas del siglo XX, por lo que se conservan aún en excelente estado y son hoy en día uno de los puntos más visitados. Están en una zona de intrincadas callejuelas, y para acceder este lugar donde descansan los restos de los sultanes, guerreros y sirvientes deberás adentrarte por un pasillo que lleva a una discreta puerta en un arco. Al atravesarla, aparecrán los jardines y las tumbas sagradas decoradas con mosaicos, entre las que destacan dos pabellones del siglo XVI. Allí descansan los restos del sultán Ahmed al-Mansur junto a su familia en sobrias habitaciones con delicadas columnas. Es una visita corta. Entrada: 10 dirhams (1 Euro).
Muy cerca de allí está Bab Agnau, la bellísima puerta de piedra de entrada a la Kasbah.
En contraste con la Medina, la ciudad nueva concentra los hoteles de lujo, la gastronomía internacional y la vida nocturna en torno a la arbolada Avenue Mohammed V, que va desde Bab Nkob, donde se entra a la Medina, hasta el minarete de la Koutoubia. Además, en esta zona hay grandes infraestructuras como un palacio de congresos o la Ópera.
En contraste con la Medina, la ciudad nueva concentra los hoteles de lujo, la gastronomía internacional y la vida nocturna en torno a la arbolada Avenue Mohammed V, que va desde Bab Nkob, donde se entra a la Medina, hasta el minarete de la Koutoubia. Además, en esta zona hay grandes infraestructuras como un palacio de congresos o la Ópera.
Qué ver en Marrakech:
- La medina - Museo Tiskiwin
- - Plaza Djemma el Fna - Museo Dar Si Said
- -Mezquita Koutoubia - El Mellah
- - Hotel La Mamounia . - Los riads
- - Los zocos - Gueliz
- -Zoco de curtidores - Jardin Majorelle
- - Medersa Ben Youssef - Teatro Real
- - Cúpula almorávide - Hivernage
- - Museo de Marrakech - Jardín de la Menara
- - Palacio Badi - El Palmeral
- - Tumbas saadíes - Los alrededores
- - Palacio de la Bahia -Excursión ourika
- - Menara - - Jardines Majorelle
- - Jardín Menara
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