Negocios, comercios, fiestas y dolce vita marroquí… ¡Todo puede pasar en Casablanca! Y su dinamismo es contagioso.
La energía de la modernidad
La tradición arquitectónica de la capital económica perdura con la inauguración, el 30 de agosto de 1993, de la mezquita de Hassan II, una de las mezquitas más grandes del mundo con sus 200 m de altura. La vida en la Casablanca moderna es un reflejo del barrio trepidante de Mâarif. Esta antigua zona pobre, situada al oeste del parque de la Liga Árabe, se ha ido transformando poco a poco en uno de los barrios más destacados de la ciudad. La juventud dorada marroquí frecuenta sus calles llenas de comercios de lujo y de establecimientos de moda, dominados por las torres gemelas del Twin Center. Anfa, barrio chic de Casablanca, también merece una visita. Más en el centro de la ciudad, el bulevar de Mohammed V ha conservado sus soportales bajo los cuales tiendas y restaurantes forman una alineación de casi 2 km.
Al borde del mar
Al final del día, vaya a dar una vuelta por la cornisa de Aïn-Diab, entre el faro de El Hank y el marabuto de Sidi Bou Abderrahmane, aldea a la que sólo se puede acceder con marea baja. Esta costa constituye el anexo balneario de Casablanca. Aquí podrá encontrar piscinas y playas públicas o privadas. Venir a admirar la puesta de sol o a refrescarse en una terraza sigue siendo un gran clásico. A los habitantes de Casablanca les encanta reunirse aquí todos los fines de semana. Más avanzada la tarde, las discotecas se encargan de animar esta ciudad que nunca duerme.
Recordar
Casablanca encarna el Marruecos moderno que cohabita armoniosamente con su rico patrimonio, fruto de una extensa historia.
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